El juego es el modo en que tiene el
niño de pensar, probar, relajarse, trabajar, recordar, competir,
investigar, crear, ensimismarse, es la manera que tiene de vivir y
entender al mundo que lo rodea. En esta actividad lúdica, el niño puede
acometer tareas cada vez más difíciles que potencian su desarrollo.
Es un método perfecto de investigación pues en el puede combinar y probar sin compromiso. No tiene miedo al fracaso.
Es un método perfecto de investigación pues en el puede combinar y probar sin compromiso. No tiene miedo al fracaso.
En los dos primeros años los juegos de
los niños son sensoriomotores (tocar…), es a partir de esta edad y hasta
los siete años que se desarrolla el juego simbólico . Este juego al
principio insta de forma diferida su propia conducta (finge dormir),
luego proyecta esquemas simbólicos sobre objetos (hacer dormir al
osito), más tarde asimila un objeto a otro (caja de cartón como camión),
hasta imitar a otras personas. El juego simbólico es el origen de la
expresión dramática.
Con la edad los juegos se van haciendo más colectivos y con una mayor preocupación por la imitación exacta de lo real llegando al juego simbólico de roles
(a partir de los siete años) donde los papeles se reparten. Este tipo
de juego es social y cooperativo, de reconstrucción de papeles del
adulto y sus interacciones sociales. Aparecen pequeñas tramas
arguméntales (yo soy el papá, tu la mamá…) y las primeras formas de
expresión dramática infantil donde se establecen convenciones para crear
ficción.
Todo esto nos permite concluir que con
el juego dramático empleado como recurso pedagógico o en su más amplio
sentido, no vamos a hacer nada que el niño no haga de forma espontánea y
que le sirve de conocimiento y desarrollo en todos los ámbitos de su
persona.
Los beneficios de los juegos en los
niños son infinitos. Por una parte, jugar es una manera segura que
tienen los niños para expresar las emociones que no pueden verbalizar.
En el juego los niños crean mundos imaginarios en donde ellos pueden ser
quienes quieran que sean. También es un medio sumamente efectivo para
enfrentar sus medios o drenar sus molestias. Jugar puede ayudar a un
niño a enfrentar cambios en su vida, como el nacimiento de un nuevo
bebé, separación de los padres u otros. Jugar les permite aprender a
llevarse con otras personas, aprender a cooperar, compartir,
interactuar, conversar, jugar es su primera forma de aprender, de
descubrir y razonar, en resumen, a desarrollarse como personas.
Nosotros los docentes, debemos aprovecharnos de esta maravillosa oportunidad, y ponerla en práctica en nuestra aula con nuestros alumnos, permitiendo así, que este método de desarrollo, el juego, no se pierda, pues es un elemento valiosísimo para el desarrollo de su personalidad.
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