martes, 17 de mayo de 2011

¿Qué hacemos ante…? Las rabietas


¿Qué hacemos ante…? Las rabietas

El caso Las rabietas son uno de los problemas con los que frecuentemente se encuentran los profesores de educación infantil. Algunos niños reaccionan con fuertes gritos y pataleos ante pequeñas frustraciones.
Estas reacciones perturban la marcha de la clase y aumentan el nivel de tensión de los educadores por lo que es importante aprender a controlarlas.
Álvaro es el menor de cuatro hermanos y sus padres le han mimado en exceso, consintiéndole todos sus caprichos. Es un niño sociable y mantiene buenas relaciones con sus compañeros.
En el colegio son frecuentes sus rabietas. Cuando tiene que repetir una ficha porque se ha equivocado se pone a llorar y a dar patadas en el suelo.
Su profesor intenta calmarle y explicarle por qué tiene que repetirla pero Álvaro no escucha y comienza a llorar y gritar más fuerte. Cuando se tranquiliza, normalmente después de cinco minutos, empieza a hacer la tarea como si no hubiera pasado nada. Sus pataletas en el recreo y a la hora de comer son numerosas, sobre todo, cuando pierde en algún juego, quiere el juguete de un amigo o no le gusta la comida.
El profesor de Álvaro no sabe qué hacer para acabar con las rabietas de su alumno, siempre intenta razonar con él pero no consigue nada.
Comenta que el rendimiento escolar de Álvaro es muy bueno pero tiene que aprender a enfrentarse a pequeños problemas sin llorar ni patalear.

¿Qué podemos hacer?

Seguramente, el profesor de Álvaro no se haya dado cuenta de que cada vez que su alumno tiene una rabieta le presta mucha atención.
Para conseguir que Álvaro deje de tener estas reacciones tenemos que empezar a ignorarle cuando se ponga a llorar o patalear. No debemos intentar razonar con él cuando esté gritando, seguiremos con nuestra clase o con lo que estuviéramos haciendo. En el momento que termine su rabieta podemos comenzar a hacerle caso otra vez, pero no comentaremos nada de lo sucedido.
Al principio nos resultará difícil mantener esta actitud porque Álvaro tendrá más rabietas y más intensas para conseguir llamar nuestra atención. Es importante tener paciencia y aguantar sus llantos si queremos que este comportamiento termine.
Por otro lado, cuando Álvaro repita una ficha o se coma el plato que no le gusta sin ponerse a llorar le diremos lo contentos que estamos con él y le animaremos para que siga así.

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