martes, 17 de mayo de 2011

¿Qué hacemos ante…? El niño tímido


¿Qué hacemos ante…? El niño tímido

El caso Carlos tiene tres años y medio, es un niño tímido y reservado. Este año ha empezado a asistir al colegio con ciertos problemas para adaptarse. El primer mes lloraba todas las mañanas al despedirse de su madre que se iba al trabajo muy preocupada.
Los padres de Carlos están separados desde que tenía dos años.
Carlos vive con su madre que está todo el día pendiente de él. Es hijo único y se pasa las horas viendo la televisión. Su madre prefiere que vaya a jugar con sus primos, que viven en el piso de arriba, pero Carlos se niega.
Carlos presenta pequeños problemas para relacionarse con sus compañeros. Suele pasarse todo el recreo jugando solo o mirando cómo juegan los demás niños.
Trabaja bien en clase cuando se trata de tareas individuales pero no participa nunca en las actividades grupales. Si la maestra le pregunta algo Carlos responde brevemente agachando la cabeza.
Cuando hay un rato de juego libre en clase, Carlos se va a un rincón a hacer construcciones. En cuanto se acerca algún niño para jugar con él, se levanta y se va a otra zona del aula para estar solo. La maestra intenta integrarle en los juegos de sus compañeros pero pocas veces lo consigue.

¿Qué podemos hacer?

Tenemos que conseguir que Carlos vaya, poco a poco, integrándose en la clase. Para ello, tenemos que trabajar con él habilidades sociales básicas para que aprenda a establecer unas relaciones interpersonales gratas y reconfortantes. La mejor forma de que Carlos practique estas habilidades es a través del juego.
Cuando juega, el niño desarrolla su capacidad de comunicación con su familia, con otros niños y con todo lo que le rodea. Asimila el comportamiento de los demás y acopla a él el suyo. Si el educador juega con él, el niño aprende a compartir con su maestro expresiones de complicidad, y a corto plazo disfrutará con la compañía de él y de los demás.
Por último, hay que recordar que al niño o niña no hay que exigirle más de lo que puede dar. Hay que proporcionarle oportunidades para participar en clase y animarle a que lo haga pero sin forzarle. Debemos respetar su carácter introvertido y no herir su sensibilidad comparándole con otros niños.

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