martes, 17 de mayo de 2011

¿Qué hacemos ante…? El niño que habla poco


¿Qué hacemos ante…? El niño que habla poco

El caso Hay niños que al comenzar el colegio hablan muy poco. A los dos o tres meses se adaptan a la nueva situación y no paran de preguntar y participar en clase, pero a otros alumnos les cuesta más.
Alberto tiene cuatro años, es un niño tranquilo y poco comunicativo.
Comenzó el colegio el año pasado, presentando pequeños problemas para relacionarse con sus compañeros, aunque fue superándolos a medida que avanzó el curso.
En clase, Alberto es un niño muy trabajador y se interesa por todas las cosas. Cuando habla tiene pequeños fallos de pronunciación que son normales teniendo en cuenta su edad.
Sin embargo, utiliza un vocabulario reducido y unas estructuras sintácticas muy simples. Su nivel de comprensión del lenguaje es bueno, entiende perfectamente todas las explicaciones. Cuando su profesora le pregunta responde correctamente aunque necesita cierto tiempo para contestar.
Es en las actividades de grupo donde Alberto manifiesta mayores dificultades para comunicarse. Parece que sus compañeros son más rápidos y más hábiles que él a la hora de expresarse.
Alberto no suele hacer preguntas ni comentarios en clase. Muchas veces, la profesora le utiliza como ejemplo de buen comportamiento para los niños más charlatanes y revoltosos.
Los padres de Alberto están preocupados por lo poco que habla su hijo. Creen que no han prestado suficiente atención a su lenguaje. Se sienten un poco culpables por haber pasado muy poco tiempo con Alberto debido a sus trabajos.

¿Qué podemos hacer?

En una clase de veinte o veinticinco niños siempre encontramos diferencias entre ellos. Hay alumnos más participativos, más alegres, más tímidos… Nuestra labor como educadores es conseguir desarrollar al máximo las capacidades de cada alumno. Para ello, debemos prestar atención a niños como Alberto, que no ocasionan ningún problema en clase y suelen pasar desapercibidos.
En este caso, es importante hacer que todos los niños hablen y participen durante las actividades. Tenemos que hacer preguntas abiertas para no limitar a una palabra o monosílabo las respuestas de los alumnos y dejarles tiempo para contestar.
Para conseguir que Alberto se exprese con mayor fluidez debemos organizar juegos en pequeños grupos, evitando que sea un solo niño el que acapare toda la conversación.
Pediremos la colaboración de los padres de Alberto para que conversen con él y lean juntos cuentos en casa.

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