¿Qué hacemos ante…?
El niño con comportamiento regresivo
El caso Luis es un
niño de cuatro años. Cada día que pasa, piensa la maestra, se expresa peor y
manifiesta comportamientos más infantiles, como chuparse el dedo, tartamudear,
morderse las uñas...
Algunas veces, la
maestra le ha reñido por este motivo y le ha demostrado que esas acciones son
propias de niños mucho más pequeños que él.
La maestra ha
planteado la situación a los padres y éstos le han respondido que lo que han
notado ellos es que Luis está sufriendo una enorme tensión, debido a las
constantes riñas que en casa entablan ellos.
La maestra no sabe
bien qué aconsejarles, porque le parece que cualquier consejo puede
extralimitarse de su labor como docente.
¿Qué podemos hacer?
En primer lugar, la
maestra debe tener en cuenta que su labor como docente también abarca el
aspecto humano del alumno. Por lo tanto, aquellos problemas de su casa que
repercuten en su trabajo en clase han de ser atendidos, con prudencia y
delicadeza.
Hablará con los
padres para que no regañen delante de Luis y que le muestren el mayor cariño y
la mayor comprensión.
Por supuesto, deben
escucharle y dejar que el niño se desahogue.
Por su parte, la
maestra también en clase le demostrará que todos le quieren y que puede
manifestar sus sentimientos.
En cuanto Luis
compruebe que hay comprensión y cariño en casa y en el colegio, poco a poco irá
expresándose mejor y dejará de chuparse el dedo y tartamudear.
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