martes, 17 de mayo de 2011

¿Qué hacemos ante…? El niño con retraso de lenguaje


¿Qué hacemos ante…? El niño con retraso de lenguaje

El caso Elena tiene cinco años y presenta un evidente retraso de lenguaje.
En primer lugar construye frases más cortas que sus compañeros.
De hecho, sus oraciones no suelen ir más allá de cinco o seis palabras y es rara la vez que utiliza proposiciones subordinadas.
Además, pronuncia bastante mal y tiene errores en la morfología de las palabras. Los errores morfológicos sobre todo afectan a los verbos, con los que comete burradas, que no son propias de la mayoría de los niños de su clase. Por supuesto, no atiende a las conjugaciones irregulares de los verbos, aun cuando los padres y los profesores le insisten mil veces en la construcción correcta. Parece no prestar atención alguna.

¿Qué podemos hacer?

Sabiendo que todos los niños no desarrollan su lenguaje al mismo ritmo, tenemos, sin embargo, que estar muy atentos a los retrasos más importantes. Algunos de estos retrasos desaparecerán sin más ayuda, pero otros no lo conseguirán o lo conseguirán muy tarde, provocando así retrasos escolares, dificultades para un aprendizaje normal de la lectura, problemas emocionales...
La ayuda del educador se centrará sobre todo en proporcionar el mayor número posible de situaciones de diálogo a Elena, sea con el adulto, sea con un grupo reducido de niños, insistiendo en que la familia haga lo mismo en casa.
No se debe preocupar demasiado por el contenido o el tipo de palabras que debe emplear con el niño. Lo importante es que Elena pueda iniciar la conversación, hacer preguntas... y disponer de un interlocutor abierto a seguir sus intereses y a brindarle, a través de sus respuestas, modelos ricos y correctos.
La situación óptima es la de atención conjunta: mirar y comentar libros con imágenes, juegos didácticos, juegos de simulación de la vida cotidiana con muñecos y cacharros. También son muy recomendables los aprendizajes lúdicos de canciones, retahílas...
El pronóstico evolutivo es globalmente positivo: gran parte de los retrasos ligeros son pasajeros y se recuperan espontáneamente con el ingreso del niño en la escuela.
Durante las actividades colectivas, se procurará incitar la participación de Elena, situarla en sitios privilegiados, protegerla de la invasión de los niños más habladores y controlar periódicamente su comprensión de nuestras explicaciones.

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