miércoles, 19 de octubre de 2011

Mis papás se divorciaron, ¿qué hago?




Por: Elizabeth Aguilar Lizano (Psicóloga)
enfoquealafamilia.com

Cuando tus padres se divorcian, se dan muchos cambios alrededor de tu vida y de la vida de tu familia, y uno de ellos es la vivencia del duelo. Un duelo no solo se experimenta cuando alguien muere, sino que es un proceso que se atraviesa con cada pérdida en la vida. Durante esta situación, es probable que experimentes una etapa de negación en la que creas que el conflicto no es nada grave, que todo se va a resolver pronto y que tus papás no se van a divorciar. También, es posible que pases por periodos de enojo, en los que sientas que todas las personas están en tu contra, que “las cosas malas” solo te pasan a vos e incluso, que sientas rabia contra uno o ambos de tus padres por la situación que te están haciendo vivir. Aunado a esto, te puedes sentir culpable, y creer que el conflicto de tus papás se dio por algo que hiciste; también puedes estar triste y confundido al no saber porqué se están separando ellos ni qué va a pasar con tu familia. Por ello es importante que conozcas la mejor manera en que puedes sobrellevar el divorcio de tus padres.

Lo primero es entender que lo que se está terminando es la relación de ellos como pareja, y no la relación de ellos como padres con respecto a vos como hijo(a). Lo ideal sería que tus padres te comenten con honestidad las verdaderas razones del porqué se están divorciando, pero si eso es un tema difícil en tu hogar, es recomendable que trates de no asumir la responsabilidad por las decisiones que ellos, como adultos, han tomado. Quizá haya detalles que no vale la pena que conozcas, pero trata de escuchar lo que ambos tienen que decir al respecto, porque cada persona visualiza los conflictos desde su propia perspectiva y si te quedas con la versión de solo uno de ellos, es probable que no logres entender la dimensión total de los motivos que llevaron al divorcio.

De esta manera, es fundamental que procures mantener una comunicación fluida tanto con tus padres como con el resto de la familia, y que no te aísles; recuerda que toda tu familia está atravesando una crisis y que es importante que puedan mantenerse unidos para darse apoyo. Ahora bien, este apoyo no debe interpretarse como "tomar partido" con uno de tus padres. Puede ser que esto resulte un poco difícil, ya que es probable que alguno o ambos traten de buscar "aliados", principalmente si el divorcio se da en un marco poco amigable. En este caso, y como se decía anteriormente, es recomendable que te enfoques en que a pesar de que la pareja se disuelva, los dos seguirán siendo parte de tu vida.

Como hijo(a) es de esperarse que desees que tus padres sigan juntos y por lo tanto, quizá sientas la responsabilidad de hacer algo para que eso suceda. Así, es probable que pienses que eres culpable de los conflictos de ellos y esto te lleve a modificar algunas de tus conductas para "quedarles bien"; asimismo, puede ser que intentes arreglar momentos para que ellos vuelvan a compartir como pareja, o incluso puede ser que te enojes y comiences a comportarte con rebeldía y desobediencia. Pero es posible que no obtengas los resultados que esperas, porque recuerda que no eres el motivo por el cual tus padres decidieron divorciarse o separarse; así que los cambios en ti no van a tener repercusiones positivas en ellos como pareja.

En este sentido, es mejor que tu comportamiento vaya dirigido a no sumar más conflictos dentro del ambiente familiar, y que por el contrario procures espacios para mantener tu paz emocional. Para esto, puedes acudir a personas de confianza que puedan darte apoyo y consejo, tales como profesores, los padres de tus amigos o personas en tu comunidad e iglesia. También puedes conversar con algunos de tus amigos que hayan pasado por situaciones similares; si ellos superaron el conflicto de una forma adecuada, o sea, sin recurrir a drogas y a la rebeldía, es posible que puedan orientarte a hacer lo mismo. De igual forma, es importante que continúes con tu vida, que te dediques a tus estudios y a actividades recreativas, deportivas o artísticas; aunque la situación en tu hogar sea tensa, recuerda que es una etapa que va a pasar y que luego de que se supere el duelo, el enojo y la confusión, la vida de todos en tu familia seguirá su curso, así que no te dejes envolver por completo por un conflicto que, aunque te afecte directamente, está solo en manos de tus padres.

Otro aspecto que debes tener en cuenta, es que cuando alguno de los progenitores deja de vivir en la casa, es usual que alguno o varios de los hijos deseen o se vean obligados a cumplir funciones que no les corresponden. De esta forma, puede suceder que ante la ausencia de tu papá desees ser "el hombre de la casa", o ante la salida del hogar de tu mamá quizá creas que tienes que ser la mamá de tus hermanos, y así comiences a tener actitudes que no son adecuadas ni para ti ni para tu familia. Estas son reacciones esperables, y si tu sentido de responsabilidad es muy alto, o bien si algunos miembros de tu familia te colocan en esa posición, es probable que asumas roles que les corresponden a otras personas. Lo mejor en este caso es recordar que tu función es la de ser hijo(a) y como tal no puedes ni debes "ponerte los zapatos de alguien más". Es cierto que con la salida de uno de tus padres, la familia completa se va a ver desequilibrada por un tiempo, pero como grupo es preferible que entre todos asuman parte de ese rol que queda sin representante. Así, es recomendable que colabores más en los quehaceres del hogar, que ayudes en la economía familiar (apagando luces que no necesitas, ahorrando agua, no hablando largas horas por teléfono, etc.), y sobre todo, que te comprometas aún más en las funciones que sí te corresponden, tales como el estudio.

Ahora bien, cuando todo el proceso de divorcio ha concluido y las fases del duelo (negación, enojo, frustración, confusión) han ido mermando es importante que consideres dos aspectos fundamentales. El primero tiene que ver con tu perspectiva sobre las relaciones de pareja. Es cierto que la experiencia que has vivido con tus padres no puede dejarte un panorama muy agradable, y esto no solo va a depender de las causas que llevaron al rompimiento, sino también a la forma en que tus padres encararon la situación; no obstante, si comprendes que cada matrimonio y cada relación de pareja es única y particular, y que eres una persona con personalidad propia, podrás comprender que el tipo de relación que establezcas con otras personas dependerá, en gran medida, de las decisiones que ustedes tomen. Si en el matrimonio de tus padres no puedes encontrar un modelo a seguir, mira a tu alrededor y busca adultos que sí hayan logrado tener un compromiso saludable con su pareja (tíos, abuelos, vecinos) y pídeles orientación. Asimismo, es posible que puedas aprender de los errores que cometieron tus padres y decidas no repetir esos modelos, y dejarte las enseñanzas positivas.

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