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Hábitos de lectura: Hoy más que
nunca, la lectura corre el riesgo de ser vista por los niños y niñas como una
imposición más de padres, madres y profesores. Ante un mundo lleno de artículos
tecnológicos ¿cómo podemos explicarles a nuestros hijos e hijas que la lectura
puede proporcionarles un mundo maravilloso de experiencias y desarrollar su creatividad,
vocabulario e imaginación?
Los expertos aseguran que es precisamente en la primera década de la
vida cuando las personas pueden adquirir este hábito; en esos diez primeros
años se tiene la oportunidad de asimilar para siempre el placer de leer,
afirman que se aprende a disfrutar de la lectura y, por lo tanto, hay que ser
conscientes de que se trata de una actividad que se puede enseñar.
Para ello, es básico el núcleo familiar. Enseñar a leer es la asignatura
que los padres y las madres deben transmitir a sus hijos e hijas, teniendo en
cuenta siempre su carácter, motivación, apetencias e interses. En definitiva,
deben asumir el reto de estimular la curiosidad por los libros. Como toda
actividad, la lectura requiere constancia para convertirse en hábito. Nunca se
debe obligar a leer, pero sí se puede (y debe) convertir en un hecho cotidiano.
La clave radica en que acabe formando parte del tiempo libre, igual que ver la
televisión o jugar.
En edades muy tempranas serán el padre y la madre los que directamente
ejercerán esta función. Con el tiempo, el espacio dedicado a la lectura se irá
ampliando, y serán los propios niños y niñas quienes decidirán cuánto, cuándo y
dónde van a leer.
SUGERENCIAS DE LIBROS POR EDADES
EN LOS DOS PRIMEROS AÑOS de vida los libros serán un elemento más para
descubrir, morder y tocar. Existen en el mercado ejemplares de tela y plástico,
sonoros y sensoriales.
ENTRE LOS 2 Y LOS 4 AÑOS, el libro comienza a ser diferenciado como tal.
Triunfan los que enseñan de una manera distinta los elementos que están
aprendiendo: la diferencia entre el frío y el calor, arriba y abajo, dentro y
fuera, diferentes texturas... También son recomendables libros sobre el Sol, la
Luna y los planetas.
DESDE LOS 4 A LOS 7 AÑOS, el niño comienza a desarrollar su identidad
individual. En esta etapa es fundamental la imaginación, pero con historias
narradas dentro de la lógica a la que habrá que sumar un final feliz.
ENTRE LOS 7 Y LOS 9 AÑOS. La edad de los porqués comienza a los siete
años y dura, al menos, hasta los nueve. En esa etapa todo es blanco o negro:
los buenos son muy buenos, los malos muy malos, y todo desprende grandes dosis
de imaginación…
ENTRE LOS 9 Y LOS 12 AÑOS es el momento de las aventuras, de la ciencia
ficción, del amor sin melodrama. Así comienzan a introducirse en las
novelas de misterio y aventuras con protagonistas chistosos, populares y valientes
con los que se comparten la edad. También es un buen momento de enfrentarse a
fantasmas y brujas, ya que es una fórmula para superar miedos.
POR ÚLTIMO, SE LLEGA A LA ETAPA más difícil y determinante: la que
abarca hasta la mayoría de edad. Se debe mantener el atractivo por la lectura,
potenciar su entrega dependiendo del carácter de cada persona, pero los padres
poco podrán hacer a partir de ahora en la elección de los libros. Se abandona
la literatura propiamente infantil y pre-juvenil, y se enfrentan a la
literatura en todos sus géneros. De todas formas, habrá una inclinación por
parte del adolescente y el joven hacia un tipo de historias, y tal vez un
desconocimiento de dónde encontrar lo que buscan, por lo que siempre serán bien
recibidos los consejos.
IDEAS PARA FOMENTAR LA LECTURA ENTRE LOS HIJOS:
CREAR EN LA CASA un ambiente de lectura. Ver al padre o a la madre con
un libro o un periódico en las manos se convierte en una referencia importante
del propio comportamiento. Supone además que en la familia hay ratos dedicados
a la lectura a los que los hijos/as se puedan sumar.
HABLAR SOBRE LIBROS. Oír cómo se comenta el interés o incluso el
aburrimiento que suscita la novela que tiene en las manos, crea una transmisión
de saberes y de comunicación muy importante para cimentar el gusto del lector.
LEER LIBROS ADECUADOS para el hijo(a). Acercarse a la inmensa oferta
actual de libros infantiles y compartirlos con sus hijos(as) va a suponer para
muchos padres el descubrimiento de una literatura rica y variada, que
proporciona momentos de conversación e intercambio con los niños/as.
SABER ELEGIR EL LIBRO adecuado para iniciar en la lectura. Hay muchos
libros infantiles sobre muchos temas y dirigidos a mentalidades y edades muy
variadas. Siempre se debe saber cuáles temas o preferencias tiene su hijo(a) y
cuáles títulos lo pueden atrapar.
CONVERTIR LA TELEVISIÓN EN una aliada no en un enemigo. Si la televisión
es de sumo interés para su hijo(a) debe fijarse en los programas y las
películas preferidas y tratar de buscar libros relacionados con su pasión.
LLEVARLOS A CONOCER BIBLIOTECAS y librerías. Existen bibliotecas y
librerías que ofrecen muchos libros que se pueden leer en casa. Muchas de ellas
también ofrecen actividades de animación, lectura y encuentros con algunos
escritores.
INCLUIR EN LAS SALIDAS FAMILIARES una vuelta por librerías. Aunque no
compren nada es bueno que estén pendientes de las novedades que están
disponibles. Si por el contrario deciden comprar y se le da una cantidad de
dinero con el objeto de elegir el título que le guste, comenzará a desarrollar
criterios de compra y aprenderá a distinguir qué obra merece la pena adquirir.
ESTAR ATENTOS A QUÉ TIPO de lector es su hijo(a) y respetar sus ritmos.
Hay lectores compulsivos que no paran hasta que han terminado de leer. Hay en
cambios otros que lo toman con más calma. Hay lectores a quienes les gusta
releer el mismo libro y hay muchos ávidos de novedades. Hay aquellos que
prefieren leer de día, otros de noche. Sea cual sea el ritmo de su hijo(a) debe
aprender a respetarlo ya que esto contribuye a consolidar el hábito.
NO EMPEÑARSE EN QUE LE guste lo mismo que a sus padres. Debe recordar
que está forjando hábitos de lectura en su hijo(a) por lo que debe saber
esperar para dar los libros adecuados en el momento oportuno.
COMPARTIR LA LECTURA. Cuando los niños crecen, se les pueden ofrecer los
libros que estén leyendo los padres y después pasar un rato divertido
comentando sus peripecias. La lectura será un atractivo tema de conversación
entre padres e hijos. Cada vez que el padre o la madre termina de leer un
cuento o novela, debe contárselo oralmente a toda la familia esforzándose en
mostrar toda su capacidad actoral.
OTRAS IDEAS PARA LOS MÁS PEQUEÑOS:
DESPERTAR SU interés por los libros ilustrados y comentar con ellos las
imágenes.
ESTABLECER UN horario de lectura (hora y días específicos).
LEERLES inicialmente un tiempo corto (5 a 10 minutos).
LEER PARTE de una historia cada día para despertar su interés por seguir
escuchando la continuación.
COMENTAR LA historia leída y pedirles que expresen qué les gustó y qué
no.
DEJAR QUE saquen sus propias conclusiones de la historia o libro leído.
INVENTAR finales para la historia leída y jugar a ser tal o cual
personaje.
HABLARLES DE los autores de los libros, contarles su biografía, cuándo y
por qué escribieron el libro.
LEERLES EN voz alta desde muy pequeños.
CAMBIAR DE libro sin mayor problema si la historia que se ha empezado no
despierta su interés (siempre que no le pase lo mismo con todos los libros).
CUANDO EL niño(a) es pequeño conviene leer previamente el libro para
poder comentarlo e intercambiar opiniones con él/ella.
ATENDER A sus preguntas e interrupciones con paciencia.
ORGANIZAR EN la habitación del niño(a) una pequeña biblioteca para
incentivarles la familiaridad con los libros y enseñarles a valorarlos y
cuidarlos.
DESDE PEQUEÑOS familiarizarlos con letras, pueden ser letras magnéticas
pegadas en el refrigerador, carteles publicitarios, etc.
Definitivamente, leer es un hábito que no muchas personas tienen, pero
también es un placer no sólo porque estimula la imaginación sino porque también
enriquece el vocabulario y los conocimientos. En resumen, convierte al lector
en una persona más culta e interesante. Los padres y las madres no sólo pueden
sino que deben iniciar a sus hijos e hijas en la lectura, pues todo aquello que
se aprende con amor, entre los brazos de padres y madres cariñosos, va a marcar
una huella indeleble en la mente del niño o de la niña, quién al recordar la
lectura como un espacio placentero va a cultivarla por siempre.
Fuente: http://creciendoenfamilia.com.do
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